Top poder de la palabra Secrets
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La Biblia nos enseña claramente sobre el poder de las palabras. En Proverbios 18:21, leemos: «La muerte y la vida están en poder de la lengua, y el que la ama comerá de sus frutos». Este verso nos muestra que nuestras palabras tienen el poder de dar vida o causar destrucción.
Las palabras son tan importantes que tendremos que rendir cuentas de lo que hayamos dicho cuando nos presentemos ante el Señor Jesucristo.
El apóstol Pablo escribió: "Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes" (Efesios four:29). La palabra griega traducida como "corrompida" significa "podrido" o "sucio" y originalmente hacía referencia a las frutas y verduras podridas.
La fuerza de las palabras es tal, que no son necesarias demasiadas para causar una profunda alegría o una honda tristeza. Muchas veces basta una frase que valide una emoción que sentimos o un párrafo corto que ataque nuestro punto más débil.
Por lo tanto, es esencial que nos sumerjamos en la palabra de Dios y la dejemos habitar en nosotros. El salmista nos enseña en el Salmo 119:one hundred and five: «Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino».
Además, debemos sumergirnos en la Palabra de Dios y permitir que sus palabras transformadoras impacten nuestras vidas.
Las palabras que escribes o hablas a otros pueden dejar un gran impacto y crear un recuerdo duradero, ya sea bueno o malo, por lo que es muy importante elegirlas sabiamente.
Nuestras palabras pueden ser una fuente de aliento y fortaleza para aquellos que nos rodean, o pueden herir y destruir. Es importante recordar que nuestras palabras tienen el poder de cambiar la vida de las personas, ya sea para bien o para mal.
Continúa leyendo el artículo de la ley de siembra y cosecha, donde se explica que tus pensamientos son la semillas y tus here resultados el fruto.
“Bienaventurado el que lee, los que oyen las palabras de esta profecía, guardan las cosas en ella escritas; porque el tiempo está cerca”
Recordemos siempre el poder de nuestras palabras y utilicémoslas sabiamente para glorificar a Dios y bendecir a quienes nos rodean.
Nuestras palabras pueden tener el poder de sanar o de herir, de construir o de destruir. Debemos ser conscientes de este poder y usar nuestras palabras con sabiduría.
En primer lugar, nuestras palabras tienen el poder de edificar o destruir. En Efesios 4:29 se nos insta a hablar «solo lo que sea bueno para edificación, según la necesidad del momento, para que imparta gracia a los que escuchan».
Aunque todos podemos cometer errores con nuestras palabras, la buena noticia es que Dios es un Dios de gracia y perdón.